Estoy mirando
esa misma ventana
la luz
del sol entra sin permiso
cálida, brillante
y llena de vida
la
observo desafiante
siento
mis manos, me relajo y toco mi pecho
sí,
sigue latiendo el corazón que alojo.
Paso mis
dedos por mi cabello, es sedoso
recorro
mi alrededor con la mirada
fijo mi atención
en cada esquina de la habitación
no
encuentro a nadie
la soledad
me acompaña en cada oportunidad que desea.
Ella guió mis sueños
sabía
que estaría a su lado al despertar
se refleja
en el espejo
veo su
transparencia densa
no hay
nadie a mi derecha
tampoco otro ocupando la cama
no me
han tocado hoy.
La
soledad me canta
en cada día
naciente
que
tengo que suspirar
repite
cada tarde su poema
cuando la luna está por llegar
y el sol se guarda para que la oiga susurrando
es más despiadada
que yo en sus palabras
soy más sensible.
Llega la noche y recojo mis pasos
retumban
más que cuando los di la primera vez
sonora
es la pena que los repite
es ella
la que se queja por medio de mi voz
vive en
el alma que continúa sufriendo.
Es más
alta que yo
más
fuerte e impetuosa
me gana siempre
tiene más
valor, pues está a mi vera
y así
nos hacemos compañía
así nos
vemos cada día.
Octubre 2016